«Huella del agua: la próxima obsesión para los mercados internacionales»
- Post by: Comunicación CTAgua
- 7:50PM Jun 20, 2019
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Nota realizada a Leonidas Carrasco de INIA en el periódico El Telégrafo
En Uruguay no es una novedad que los productos que salen de nuestro país tengan información adherida, de hecho hemos sido pioneros en la materia con la trazabilidad bovina. La huella hídrica y la huella del agua funcionan igual: es información que se adjunta a los productos. Sobre cómo se obtiene, para qué sirve y qué tan relevante será para nosotros, dialogamos con Leonidas Carrasco, doctor en ciencias ambientales por la Universidad de Concepción, Chile, e investigador de INIA La Estanzuela en el programa nacional de producción y sustentabilidad ambiental.
Hay más de un concepto vinculado a la “huella del agua”, pero quien le puso nombre fue el investigador Arjen Hoekstra, quien en el año 2002 empezó a hablar sobre el tema en esos términos.
Es “el cálculo del volumen de agua por unidad de producto, es decir, cuántos litros hacen falta para hacer una hamburguesa”, por ejemplo, dijo a EL TELEGRAFO el doctor en ciencias ambientales, Leonidas Carrasco. Este modelo identifica tres “tipos” de agua: “el agua ‘verde’, el agua ‘azul’ y la ‘gris’. Es cuánta agua usé de lluvia, cuánta agua de ríos o tajamares y cuánta agua se necesita para diluir la contaminación que generaste para producir esa hamburguesa”, ejemplificó.
El concepto luego evolucionó, porque la huella hídrica original de Hoekstra se quedaba con un número referido al volumen de agua, pero no profundizaba en detalles relevantes sobre cómo se usó esa agua para diluir la contaminación.
“Cuando habla del agua gris hay dos supuestos: hay uno que dice que diluyéndola la contaminación desaparece, pero es real para algunos compuestos, otros son recalcitrantes, no se degradan por mucho tiempo (…) (la huella hídrica) no dice nada sobre qué tipo de agua gris es esa, de qué calidad es la contaminación, si por nutriente o por un fertilizante, que se degrada con facilidad, o si es de un pesticida que cuesta mucho degradarse”, indicó.
Por eso surgió, recomendada por un comité internacional de expertos, la huella del agua, “que es la ISO 14.046. En ese libro de metodologías uno puede hacer dos tipos de cálculo de huella, uno que es la depreciación del recurso, o sea, cuánta agua estás usando para hacer ese producto en relación al agua disponible, los litros de agua en relación con tu situación nacional, digamos”.
Este concepto permite diferenciar situaciones: “Una cosa es hacer una hamburguesa acá en Uruguay, donde hay mucha agua, y otra es hacerla en un país que sufra sequías intensas, con agua muy escasa. Esa disponibilidad de agua está mapeada a nivel planetario, hay un mapa de dónde hay agua y dónde no hay agua”, explicó.
Una segunda capa de información que se incorpora es el impacto sobre el agua disponible, “qué tipo de contaminación fue la que ocurrió. Si fue una contaminación orgánica, si fue una contaminación dañina para la biodiversidad, si es una contaminación de tipo radiactivo; tú le puedes poner un apellido”, dijo Carrasco.
Para qué
El experto señaló que cálculo de huella de agua está focalizado en tres grandes objetivos, el primero de ellos es la toma de decisiones, empezando por el consumidor que elige un producto.
“Cuando vos vas a comprar, tratas de comprar el mejor producto posible. Está en cómo lo valorices: si tú vas a comprar la comida para tus hijos no compras cualquier leche, tu valorizas la información. Básicamente Uruguay lo que vende no son productos naturales, vende información. Vende un filete con información, un filete que dice que es sano, que no te va a enfermar, que no tiene hormonas, entonces tú valorizas”, planteó. Con esto pasa lo mismo, es un elemento más a considerar a la hora de elegir. “Lo que dice es: éste tiene menos huella de agua que el otro. Entonces lo que pasa es que tú dices ‘voy a comprar este producto porque es más eficiente en el uso del agua que este otro, no destruye el sistema donde lo están produciendo’. Si es que te preocupara eso”.
Otro objetivo para el uso de esta información es la toma de decisiones, es decir en la interna de la industria, para mejorar sus procesos y hacer más eficiente la producción en términos de gasto de energía, que por lo general está asociada al uso del agua: bombeo de agua, calentamiento de agua y enfriamiento de agua.
“Mirando la huella de la cadena productiva podrías saber en qué momento tienes grandes volúmenes de agua involucrados, en los cuales podrías hacer algo para achicarlos. Miras la opción tecnológica donde podrías intervenir en forma inteligente, no intervenir en toda la cadena diciendo ‘traten de bajar el agua en toda la cadena’, sino bajar en los puntos que son críticos, donde tienes alto consumo”, señaló el investigador.
El tercero aplica a la investigación, “es tratar de ver si pueden producir exactamente lo mismo con un método alternativo, es decir, capaz que puedo hacer el mismo producto siguiendo otro camino, un camino que sea mucho más eficiente, que tenga una tecnología totalmente diferente a la que tenemos. La huella sirve para eso básicamente”.
Comparación
Carrasco enfatizó en que lo importante de este dato no es el volumen que marca en sí mismo, sino la comparación en la que se emplea. “Cuando la gente dice que tiene tantos litros la hamburguesa y habla sobre eso, en realidad no es relevante ese valor, lo que es relevante es la comparación de ese valor contra otro valor, por ejemplo la comparación equivocada de decir que la huella del tomate es de tantos litros y la de la hamburguesa es de tantos litros más; ahí estás hablando de productos que no se comparan”, advirtió.
“Cuanto tú necesitas proteínas no comes tomate, comes hamburguesa, por eso tendrías que empezar a comparar la carne de vacuno con la carne de ovino, con la proteína sintética nueva o con pescado, es decir, con todas las opciones de proteína que tienes. Cuando vas a hablar de vegetales, comparar los vegetales entre sí, no comparar vegetales con proteína, porque no vas a comer una cosa por la otra. Por eso no hay que quedarse con el valor absoluto, porque eso en realidad no es significativo. Lo significativo es que puedas mirar si hay alguna opción a ese valor”, explicó.
Relevancia
Según Carrasco, en Uruguay –y en toda América Latina– venimos atrasados en el manejo de esta herramienta, incluso detrás de los países africanos.
“En los últimos cinco años, entre los cinco temas principales a nivel comercial en la Organización Mundial de Comercio ha estado la crisis del agua, relacionado con que puedan llegar a colapsar las cadenas de suministros de alimentos o de recursos naturales para los países centrales, porque se usan mal, y uno de los recursos naturales que se teme que puedan llegar a colapsar por su mal uso, es el agua”, señaló.
“El gran mensaje es que si no hacemos nada, va a ser más caro que si hacemos algo ahora, y en algunos productos específicos hay mercados más sensibles, por ejemplo el europeo y el asiático. Europa y China acaban de firmar un acuerdo por la plataforma de uso de tecnología del agua, lo cual indica que China también está en el mismo camino que Europa, que está valorizando el uso del agua”, expuso el investigador.
A estos fines, “la única forma de documentar si el agua se está usando de forma adecuada en un país ofertante de materia prima, es calcular la huella de agua. Uruguay usó por primera vez una valoración a través de Uruguay XXI, que tuvo apoyo de Uruguay Transforma, participó el director de la Dinagua y hubo como 40 empresas. Nosotros en el Centro Tecnológico del Agua (CTAGUA) hicimos un cálculo de la huella de la carne para un frigorífico de Uruguay, y nos encontramos con que las bases de datos que necesitamos no están para Uruguay”.
La metodología para realizar el cálculo es sencilla, es solamente sumar, el problema es tener información de calidad disponible para realizar esa suma.
“Cuando yo calculo la huella del agua de un filete que sale de un frigorífico, necesito saber no solamente el agua que se usó en el frigorífico para procesar ese animal, sino el agua que consumió el animal directa o indirectamente en su vida, y ahí necesitas saber cuánta agua se usó en los cultivos y cuánto de esos cultivos consumió ese animal”, dijo. “Entonces, esos datos que aparentemente podríamos tener, tenemos fallas de información sobre si tenemos datos nacionales o estamos obligados a usar datos internacionales. Al usar datos internacionales el problema que tenemos es que no son hechos para Uruguay, son hechos para otras zonas del planeta donde tal vez se parezcan a Uruguay, pero no funcionan como en Uruguay”, señaló. De allí que el próximo desafío es contar con información generada en nuestro país sobre el uso del agua en cada etapa del proceso de producción.
Mercados
En su informe mensual de Comercio Exterior de mayo de 2019, el instituto Uruguay XXI incluyó un capítulo sobre Huella Hídrica y sus efectos sobre las exportaciones agroindustriales de Uruguay. Se afirma allí que “es importante concientizar a las empresas sobre la creciente relevancia que las exigencias de huella hídrica están adquiriendo a nivel mundial y sus posibles consecuencias para el sector agroindustrial exportador de Uruguay”. El capítulo toma como insumo el Informe “Huella Hídrica en Uruguay. Potencial impacto en los sectores agro-industriales exportadores” elaborado para Uruguay XXI y el Centro Tecnológico del Agua.
Allí se establece que “los principales bienes agroindustriales de exportación de Uruguay son intensivos en consumo de agua e impactan entre un nivel intermedio a muy alto en la calidad. Entre ellos, la carne vacuna congelada y refrigerada tiene un muy alto nivel de consumo e impacto en la calidad del agua. Le siguen los productos lácteos, que tienen un uso intensivo de agua y un alto impacto en la calidad. Por su parte, la celulosa, el arroz y la soja presentan también un uso intensivo de consumo de agua pero un nivel intermedio de impacto en la calidad”.
Advierte el informe que “previendo un incremento de las exportaciones agroindustriales, Uruguay debe examinar si la exportación neta de productos intensivos en agua dulce aumenta la demanda de agua a nivel nacional o si, por el contrario, los niveles de agua dulce son suficientes como para no afectar el balance”.
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